Luego de la profunda crisis económica y social que atravesó el país en los primeros años de la década, con tasas de desempleo que en algunos meses se ubicaron próximas a 20%, a partir del 2003 la economía comenzó a recuperarse y ello, con cierto rezago, repercutió favorablemente en los indicadores generales del mercado de trabajo.
En 2008 la cifra de ocupados superó el millón y medio de personas y la tasa de desempleo para el total del país se ubicó en 7,6%, alcanzando niveles históricamente bajos.
Pese a este auspicioso comportamiento de carácter general, el desempleo y la falta de calidad en el empleo que se registra para ciertos segmentos de la sociedad, continúan configurando un serio problema que amerita la articulación de políticas para hacer frente a las diferentes situaciones y particularmente la puesta en marcha de políticas activas de empleo que hasta el momento han sido insuficientes en el país. En relación al desempleo -que centrará el análisis abordado en este trabajo- se continúan constatando asimetrías muy importantes desfavorables para mujeres, jóvenes y ciudadanos de algunas áreas específicas del país.
Durante los meses finales de 2008 y fundamentalmente durante el primer semestre de 2009, la crisis internacional ha comenzado a impactar en algunos sectores de actividad y sus niveles de ocupación. Si bien hay que aguardar hasta abril y mayo de este año para encontrar registros de desempleo, para el total del país, superiores a los encontrados en igual mes de 2008, es innegable que la crisis ha impactado fuertemente en varios sectores exportadores para los que la demanda exterior se vio seriamente dañada.
Teniendo en cuenta esta coyuntura y considerando que dentro de los fines prioritarios de la ex Junta Nacional de Empleo se encontraba la capacitación para los desocupados cubiertos por el seguro de desempleo, resulta más que relevante analizar cuales son las características que poseen estos trabajadores así como han evolucionado en los últimos años.
Este documento tendrá como objetivo general realizar una descripción exhaustiva de los desocupados entre 2004 y 2008 en función de su edad y el sexo, del tipo de actividad y las ramas donde desarrollaban sus últimas actividades como ocupados, del nivel educativo alcanzado por los mismos y otras. Adicionalmente, se realizará una caracterización del total de personas que se encuentran desempleadas considerando las nuevas facultades que incorpora el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (INEFOP).
Dado el cambio institucional de gran relevancia que se ha producido ante la conformación del INEFOP, se dedicará el primer apartado a analizar estos cambios. El resto del documento se organizará de la siguiente forma. El segundo apartado se centra en la caracterización del conjunto de desempleados y su evolución en los últimos años, profundizando en aquellos que buscan trabajo por primera vez y los desocupados propiamente dichos. En el tercer apartado el análisis se concentra en los desocupados que se encuentran cubiertos por el seguro de desempleo. Por último se presentan las consideraciones finales en el apartado cuatro.
1. La conformación del INEFOP
El Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (INEFOP) será sucesor de todos los derechos, acciones y obligaciones suscritas por la Junta Nacional de Empleo.
Adicionalmente se le delegan al INEFOP los siguientes cometidos:
• Administrar el Fondo de Reconversión Laboral.1
• Asesorar al Poder Ejecutivo en materia de políticas de empleo, de capacitación y de formación profesional.
• Ejecutar las acciones que el Poder Ejecutivo determine en materia de políticas de empleo.
• Crear Comités Departamentales Tripartitos de Empleo y Formación Profesional.
• Crear Comités Sectoriales de Empleo y Formación Profesional.
• Diseñar y gestionar programas de formación profesional para desempleados, personas o grupos de personas con dificultades de inserción laboral mediante acuerdos con instituciones públicas o privadas.
• Promover la creación y participar en el diseño de un sistema de certificación de conocimientos y de acreditación de competencias laborales.
• Promover la formación continua y la normalización de competencias en el marco de la negociación colectiva y financiar las propuestas que, originadas en convenios colectivos, se consideren viables y se contemplen en el presupuesto anual.
• Cooperar y brindar apoyo crediticio y seguimiento técnico a las iniciativas de emprendimientos productivos generadores de empleo decente; pudiendo para ello establecer fondos rotatorios o garantizar los créditos con recursos del Fondo de Reconversión Laboral.
• Investigar la situación del mercado de trabajo, divulgando los resultados y contribuyendo a una eficaz orientación laboral.
• Dar cobertura a través de sus servicios de orientación, formación, capacitación, acreditación de competencias y apoyo de iniciativas a las personas derivadas del Servicio Público de Empleo, los Comités
• Crear Departamentales y Sectoriales de Empleo y Formación Profesional y otros servicios públicos, privados y sociales a efectos de mejorar su empleabilidad, promover su inserción laboral o apoyar su capacidad emprendedora. El Servicio Público de Empleo operará en la colocación de las personas egresadas de los programas y acciones del Instituto, a través de sus servicios de información, orientación e intermediación laboral.
• Desarrollar investigaciones, acciones, programas y asistencia técnica y crediticia que respondan a los requerimientos de las empresas y emprendimientos del sector productivo, con el objetivo de incentivar su creación, formalización, consolidación, participación en cadenas productivas, el mejoramiento tecnológico de las mismas y la recuperación de su capacidad de producción.
• Desarrollar investigaciones relacionadas con sus cometidos, a requerimiento de los actores sociales.
• Colaborar en la gestión de los registros sectoriales de trabajadores que se acuerden como resultado de convenios colectivos de trabajo o de negociación colectiva, de acuerdo a sus posibilidades operativas y presupuestales.
Los Comités departamentales de empleo y formación profesional tendrán similar composición y cometidos pero a nivel departamental pudiendo recomendar comités tripartitos en las localidades que considere pertinentes.
A solicitud de las partes, el INEFOP podrá promover las creación de comités sectoriales los cuales serán honorarios y deberán determinar requerimientos de formación del sector y proponer programas de capacitación así como evaluar los mismos en pro de la obtención de una mayor productividad y calidad del trabajo; colaborar en las acciones que el INEFOP emprenda en materia de certificación laboral.
La gestión del INEFOP se realizará mediante un compromiso anual de gestión por objetivos. Sujeto al cumplimiento de estos objetivos, el Instituto tendrá una partida presupuestal adicional a los fondos del FRL que no podrá ser inferior al 50% de la recaudación general del FRL correspondiente al año previo.
2. Caracterización de los desocupados
Una primera aproximación general a la evolución de los desocupados permite advertir una caída sistemática durante el período de referencia, que claramente tienda a profundizarse en los dos últimos años considerados. Como se observa en el cuadro 1, el total de desocupados disminuye desde 165.300 en 2004 a 113.094 en 2008, lo que representa una caída acumulada de 31,6%. Si bien la tendencia comentada se verifica tanto para los hombres como para las mujeres, las últimas registran una caída del desempleo más lenta que en términos acumulada alcanza a 25,8%, bastante menor al 39,2% observado para los hombres.
A los efectos de profundizar en el análisis y la caracterización de los desocupados, resulta relevante discriminarlos en función de algunas categorías. En primer lugar, los desocupados se pueden discriminar entre aquellos que buscan trabajo por primera vez, los denominados “desocupados propiamente dichos” (DPPD) -que a diferencia de los primeros han trabajado anteriormente- y una tercera categoría está vinculada a los desocupados que son beneficiarios del seguro de desempleo.
La cantidad de trabajadores que buscan trabajo por primera vez representa en el promedio del período un 19%. Por sus propias características, estos trabajadores tienden a estar concentrados en los tramos etarios más bajos, básicamente en el primer tramo que abarca a entre los 14 y los 24 años. La distribución por sexo es análoga a la distribución del total de los desocupados, representando las mujeres en el promedio del período el 59% del total de las personas que están buscando trabajo por primera vez. No se constatan cambios relevantes dentro de este subgrupo de desocupados, sin embargo para 2008 se observa un incremento del peso de las mujeres, las que pasan representar el 63% del total de desocupados que buscan trabajo por primera vez. Durante todo el período es similar dentro de cada sexo, la proporción de desocupados que o están por esta causa.
En relación a los desocupados propiamente dichos, la tendencia es similar a la del conjunto de los desempleados ya que también se verifica un incremento en el ritmo de caída de las tasas que en 2008 alcanza 15%. Si bien durante los tres primeros años del análisis es posible observar una disminución del desempleo más pronunciada en los hombres que en las mujeres, en 2008 ambas categorías registran una caída de igual magnitud.
Todo lo anterior determina, como se observa en el gráfico 1, que la caída del total de desocupados propiamente dichos ha sido más beneficiosa para los hombres que para las mujeres. También se constata que el ritmo en que los desocupados propiamente dichos obtienen un nuevo puesto de trabajo es inferior a la del total de los desocupados, lo cual estaría determinando que aquellos que buscan trabajo por primera vez o los que se encuentran en el seguro de paro, logran entrar dentro de la población ocupada de forma más dinámica que aquellos que ya estuvieron ocupados. Esto se explica por varios factores, tanto características de la oferta como de la demanda, pero se explica en gran medida por las condiciones con las que los diferentes grupos buscan un empleo (horario, salarios, etc.).
Entre los desocupados propiamente dichos también es posible discriminar entre aquellos que tenían un empleo formal y aquellos por cuyo último trabajo no aportaban a la seguridad social.
En el cuadro 4, se describe de acuerdo al sexo y la edad cuál es la proporción de desocupados propiamente dichos cuyo empleo anterior se desarrolló dentro de la economía formal. Así se constata que a nivel general no existen diferencias de acuerdo al sexo para determinar el haber tenido un empleo formal. No hay variaciones significativas en los años considerados del peso de este conjunto de trabajadores dentro del total de DPPD, en el promedio del período representan el 39%.
Otra dimensión más que relevante a la hora de analizar los desocupados es conocer dentro de que actividad desarrollaron su última actuación laboral. En el cuadro 5 se presenta la distribución según sector de actividad de los desocupados para 2006, 2007 y 2008. En primer lugar se observa que no existen cambios significativos en la contribución de cada rama al desempleo, predominando para todos los años, el servicio doméstico, el comercio y la industria. Entre estos tres sectores concentran más del 50% para todo el período considerado.
Es relevante también analizar, para llegar a una caracterización completa de estos trabajadores, cuál es el nivel de educación al que han alcanzado. El cuadro 6 distribuye a estos desocupados según sexo de acuerdo a los años de educación formal que han realizado. No hay una clara concentración en ningún tramo educativo solo se constata que para los trabajadores de mayor nivel educativo (nivel terciario o de posgrado) son los que en menor medida se encuentran en esta situación. Esto marca una clara diferencia con el análisis del conjunto de desocupados propiamente dichos, ya que para este grupo si se aprecia en relevancia de los trabajadores de menor nivel educativo. En consecuencia, el mayor nivel educativo parece jugar un rol relevante a la hora de diferenciar a los desocupados en función de las condiciones de su empleo anterior.
Además de acuerdo al cuadro 6, se pueden apreciar algunas diferencias en las características educativas de los desocupados según se trate de hombres o de mujeres, ya que se observa que las trabajadoras desocupadas están concentradas en tramos educativos superiores que los hombres.
Por último, el cuadro 7 muestra la misma estructura pero considerando únicamente a los trabajadores que se encuentran en seguro de paro, y sobre los que la nueva ley de desempleo obliga al INEFOP a brindar cursos de formación. Se consta similar fenómeno en relación a las diferencias en los niveles educativos entre hombres y mujeres, que se ve para esta población incluso de manera más consistente. No existen diferencias significativa en cuanto a los años de formación entre los desocupados propiamente dichos cuyo último empleo fue formal y los trabajadores que hoy se encuentran dentro del seguro de desempleo.
3. Trabajadores en seguro de paro 2009
En este último apartado se describirán algunas características de los trabajadores que actualmente se encuentran en el seguro de desempleo, de acuerdo a los registros del Banco de Previsión Social.
En primer lugar, el siguiente gráfico muestra claramente el incremento que se produce en el número de trabajadores en seguro de desempleo durante los últimos meses de 2008 y primeros meses de 2009. Mientras en octubre de 2008 la cifra era poco mayor a 19.000, en febrero de este año trepó a más de 29.000 y a partir de ese momento dejó de crecer e incluso entre abril y junio la cifra se ubicó próxima a los 27.000. Si bien una parte menor de este incremento podría asociarse a factores de carácter estacional -para el año anterior se observa un incremento en igual período- resulta claro que la magnitud refleja el impacto de la crisis.
Antes de pasar a un análisis más detallado de lo ocurrido en lo últimos meses, al observar la evolución de algunas ramas de actividad desde 2007, se aprecia un crecimiento relativamente importante de los beneficiarios del seguro de desempleo en comercio, construcción e industrias manufactureras. Además, el gráfico permite observar claramente la estacionalidad que el seguro de desempleo tiene en algunos sectores. Mientras la estacionalidad del sector agropecuario y la enseñanza determina un incremento relativamente mayor del seguro de paro en los primeros meses del año, el caso de comercio se comporta a la inversa con una caída en el número de beneficiarios en épocas de auge del turismo.
En el cuadro 8 se presentan los trabajadores en seguro de paro de acuerdo al sector de actividad del que provienen. En primer lugar hay que analizar la incidencia de cada tipo de trabajadores en el total de trabajadores en seguro de paro. Así se constata que al mes de junio de 2009 la mayor incidencia la tienen los sectores del comercio al por mayor y menor, la construcción y la industria manufacturera. En los primero casos, esto no debería llamar la atención ya que son sectores que por cuestiones de zafralidad y relevancia tienden a representar históricamente una gran proporción de los beneficiarios del seguro. Sin embargo, los registros vinculados al peso relativo de la industria manufacturera pueden asociarse con los efectos que la crisis supuso para varios subsectores dentro de esta categoría.
En relación a las variaciones durante estos cinco meses, a nivel agregado se observa que el número de trabajadores en el seguro solo creció 3%, lo que equivale a menos de 800 trabajadores. En términos absolutos, los sectores que más contribuyeron a ese incremento claramente son construcción y comercio. Pese al importante peso del sector industrial, los datos de estos cinco meses muestran una marcada estabilidad de los beneficiarios vinculados a la industria manufacturera.
Mientras por un lado y como lo muestra al gráfico anterior, buena parte del aumento de los trabajadores en seguro de paro de sectores como el comercio o el alojamiento y servicios de comida puede ser atribuible a fenómenos estacionales, por otro lado existen varios sectores con incrementos importantes que si bien no tienen una incidencia demasiado significativa en el total, configuran señales de alerta importantes. Entre estos últimos sectores se destaca por ejemplo la informática y comunicaciones, y las actividades inmobiliarias.
En el cuadro 9 se detalla la evolución para cada uno de los departamentos del país. En este cuadro se intenta determinar la relevancia que tiene el desempleo en cada departamento para el total del país, relacionando la cantidad de desempleados en el seguro con la cantidad de personas en edad de trabajar (PET). A partir de esta comparación se consta en primer lugar y como es de esperar que Montevideo es el departamento que en mayor medida colabora con la cantidad de personas en el seguro, con un 43% del total. Sin embargo, el departamento donde la se visualiza una relación más que proporcional entre la cantidad de personas en seguro de paro y las personas en edad de trabajar es Maldonado con un 11%. En este departamento adicionalmente se constata un crecimiento del seguro entre los meses de enero y junio de 2009.
Como vimos en el inicio de este apartado existen ciertas actividades que tradicionalmente son las que más personas envían al seguro de desempleo: Construcción, Comercio e Industria Manufacturera. Por esta razón consideramos pertinente realizar un análisis pormenorizado de estas ramas.
En el Cuadro 10 se presenta la situación dentro de la construcción analizada de acuerdo al departamento de procedencia del trabajador. La variación de la cantidad de trabajadores en el seguro de desempleo al mes de junio en comparación con el promedio de los últimos 12 meses es similar dentro del sector que lo observado para el conjunto de los beneficiarios (15%). Maldonado (21%), Canelones (15%) y Montevideo (29%) son los departamentos que más trabajadores de la construcción envían al seguro de paro, lo que parece lógico ya que en estos tres departamentos es donde se concentran el 60% de los ocupados del sector.2
Dentro de este sector es la construcción de obras de arquitectura la que mayor peso tiene dentro del total, sin embargo el que mayor crecimiento tuvo en los últimos 6 meses fue el vinculado a la infraestructura de transporte.
En el cuadro 11 se presenta la desagregación de los desocupados provenientes del comercio.
De Montevideo y Canelones es de donde en mayor medida provienen los desocupados en el seguro del Comercio, departamentos donde se concentra el 47% y 14% de los ocupados del sector. Se observa que la mayor parte del incremento en 2009 se explica por las variaciones en Canelones (34%) y Maldonado (27%). En cuanto al peso de las diferentes actividades que componen el sector, el comercio al por menor es el de mayor relevancia (59%) y dentro de este rubro los trabajadores de los hipermercados representan el 62% en junio de 2009.
Por su parte la Industria Manufacturera, se concentran en Montevideo el 54% de los enviados al seguro de paro del sector, departamento donde residen al 47% de los ocupados del mismo.
Como ya mencionamos el incremento de los desocupados de la industria se produce principalmente en los últimos meses de 2008, por eso es un factor favorable la estabilidad que se observa en 2009.
Los principales rubros dentro de los desocupados en seguro de la industria, son los vinculados a la vestimenta y a los textiles como muestra el cuadro 12
4. Consideraciones finales
En 2008 el número de desocupados en las localidades urbanas de 5000 y más habitantes del Uruguay ascendía a 113 mil. Esto implica una reducción de 31.5% en relación a 2004 y de 15% en relación a 2008. En la evolución del desempleo, las mujeres disminuyeron en forma más lenta que los hombres, y representan en 2008 el 62% del total de desocupados.
Los desocupados propiamente dichos, constituyen en el 2008 el 80% de la población desocupada. Si bien comparten la tendencia que presenta el total del desempleo, se constata que el ritmo en que los desocupados propiamente dichos obtienen un nuevo puesto de trabajo es inferior a la del total de los desocupados, lo cual estaría determinando que aquellos que buscan trabajo por primera vez o los que se encuentran en el seguro de paro, logran entrar dentro de la población ocupada de forma más dinámica. En el promedio del período que va de 2006 a 2008 los DPPD que tenían un empleo formal representaron un 39%. Dentro de estos, el nivel educativo de las trabajadoras de este sector poseen un nivel educativo superior al de los hombres.
Los desocupados que se encuentran dentro del seguro representan en 2008, un 3% del total de desocupados, y más de un 8% de los desocupados cuyo empleo previo fue dentro del sector formal.3 Entre 2008 y 2009, comienzan a observarse los primeros impactos de la crisis internacional en el mercado de trabajo nacional y los desocupados, en particular los que se encuentran dentro del seguro se incrementan. Estos últimos lo hacen en un 41% entre octubre de 2008 y junio de 2009, habiendo tenido su pico más alto en febrero de 2009. Al mes de junio de 2009 la mayor incidencia dentro del total de los beneficiarios del seguro de desempleo la tienen los sectores del Comercio al por mayor y menor, la Construcción y la Industria manufacturera.
En el cuerpo del documento se han señalado muchas de las características que poseen los desocupados, se encuentren o no en el seguro de desempleo. Esperamos que estas puedan ser un insumo para la planificación por parte del INEFOP de unos de los programas más importantes existentes hasta el momento como lo es el de reconversión laboral a través de diferentes instancias de formación. Por otra parte, existen un conjunto de políticas de empleo que el Instituto deberá llevar adelante para las que conocer la situación del conjunto de personas que busca empleo y no lo obtiene, constituye la base para su elaboración. En los próximos trabajados, apuntaremos a profundizar en el diseño de políticas de empleo en el marco de la coyuntura nacional.
1 El Fondo de Reconversión Laboral (FRL) se financia con el equivalente a 0,25% de los salarios de los trabajadores del sector privado (50% trabajadores, 50% empresarios). Hasta el momento, el destino de los fondos han sido, por un lado, el financiamiento de las actividades de formación para la recapacitación profesional prestadas a través de otros organismos estatales o entidades privadas, y también, brindarle al trabajador un beneficio extraordinario para que se recapacite, consistente en una prestación adicional al subsidio por desempleo mientras dure la capacitación.
2 33% en Montevideo, 16% en Canelones y 10% en Maldonado.
3 Los desocupados cuyo empleo formal fue formal incluye a los DPPD cuyo empleo anterior fue formal y a los desocupados en seguro de paro.