Argentina atraviesa un contexto de menor dinamismo de su economía, que el registrado en los años anteriores “a tasas chinas” del orden 6,5% anual. A este menor dinamismo se le suman crecientes desequilibrios macroeconómicos tanto a nivel interno y externo.
Los desequilibrios internos se manifiestan a través de una inflación que se sabe alta (superior al 25%) pero incierta, producto de la pérdida de credibilidad de las cifras brindadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Los desequilibrios externos, se tradujeron en crecientes necesidades de divisas, presionando sobre el tipo de cambio y en definitiva sobre las reservas internacionales en poder del Banco Central de la República Argentina, las cuales mermaron en un 31% durante el 2013.
Asimismo, a nivel de los actores privados y las familias, la percepción de una inflación por encima de lo que marcan las estadísticas oficiales y las prohibiciones de adquirir moneda en el mercado formal, produjo la aparición de un mercado negro o “dólar blue”. Este funciona como un precio de referencia en la economía y su creciente desviación con respecto al “Oficial” operó como una señal de riesgo de la sostenibilidad de la política cambiaria.
2) ¿Cuál era el funcionamiento del mercado cambiario previo a los anuncios del gobierno argentino?
En primer lugar, las empresas que necesitan la utilización de divisas para su operativa: exportación e importación y otros que deban que realizar pagos autorizados al exterior (deudas, remesas, etc.), deben abastecerse a través del Banco Central con el tipo de cambio oficial. Las crecientes necesidades de dólares, conllevó a que el gobierno argentino acelerara su ritmo devaluatorio (al 27/01/14 el mismo se ubicaba en 8,03 pesos argentinos por dólar).
Por otra parte, el Gobierno argentino utilizó a la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), a través de la compra-venta de títulos públicos, para oficializar la existencia de un “dólar financiero” para quienes legalmente quisieran realizar transacciones de divisas (a un precio mayor que el “dólar oficial” pero sin afectar a la reserva federal).
Finalmente, la prohibición de compra de divisas para el resto de las personas físicas generó un mercado negro (“los arbolitos”), cuya cotización, producto de las crecientes presiones especulativas y la incertidumbre generada con anterioridad a los anuncios, se ubicó en $13 pesos argentinos por dólar y la brecha con el dólar oficial se elevó al 75%.
3) Medidas anunciadas por el gobierno argentino (27/1/2014).
Para dar señales de credibilidad a la política cambiaria, el gobierno argentino realizó un anuncio de que iba a flexibilizar la compra venta de divisas al público, generando fuertes expectativas. Los anuncios confirmaron una flexibilización a medias. Podrán comprar dólares para ahorro quienes, aquellos ocupados dependientes, autónomos o monotributistas (todos ellos formales) que perciban ingresos por un mínimo de $7.200. Para estas personas regirá un límite máximo de 2.000 dólares mensuales (solamente alcanzables para aquellos que perciban ingresos superiores a los $80.000 argentinos) y se les retendrá un 20% de la operación como adelanto al impuesto a las Ganancias. Este 20% no se aplicará para aquellos que depositen sus dólares en cajas de ahorro o plazo fijo bancario por el plazo de un año. Por su parte, se anunció que el sobre cargo que se les cobra a los turistas argentinos en el exterior, por sus compras con tarjeta de crédito se mantendrá invariado en un 35% como adelanto al impuesto a las Ganancias.
4) Posibles Impactos para Uruguay
Argentina es un socio comercial relevante para Uruguay, principalmente en materia de servicios y la devaluación de su moneda es esperable tenga efectos en nuestra economía.
En materia del comercio de bienes, constituye el cuarto destino de las exportaciones concentrando el 5.2% del total, detrás de Brasil (19.1%), China (16.0%) y Zona Franca Nueva Palmira (8.7%).
Por su parte, las importaciones desde Argentina representaron el 17,0% del total de bienes comprados por Uruguay, experimentando un crecimiento del 0.8% en relación al año anterior.
La participación de Argentina como destino comercial ha ido decayendo en el último lustro, a costa de la diversificación de mercados de los productos uruguayos y el ascenso de un importante socio comercial como China. Sin embargo, mantiene su carácter de comercio intraindustrial, con sectores y empresas cuyas ventas se encuentran fuertemente concentradas hacia ese destino.
Las exportaciones de nuestro país hacia la República Argentina representaron en el año 2013, 5.2% del total, siendo el cuarto destino –muy cerca de Venezuela-, en una cifra que ronda los 473 millones de dólares (sobre un total de 9.155 millones). Sin embargo, un análisis más desagregado, da cuenta que, a pesar del relativo poco peso de las exportaciones hacia la vecina orilla, algunos de sus rubros tienen a Argentina como principal o prácticamente único destino.
A continuación se presenta un cuadro que muestra los principales rubros de exportación con destino a la República Argentina.
Tal como se puede apreciar, el principal rubro que se exporta hacia Argentina, es “Hilos Cables, demás Conductores Aislados” totalizando 56 millones dólares (representando el 0,61% del total de las exportaciones uruguayas). Sin embargo, Argentina concentra el 97,39% del total de las exportaciones en ese producto, constituyéndose prácticamente en su único destino.
En términos globales, las exportaciones de bienes hacia Argentina tienen escasa incidencia en el total, sin embargo, aquellos rubros que efectivamente son exportados hacia dicho país, están fuertemente concentrados, es decir, bajo un escenario hipotético de corte abrupto de las exportaciones hacia Argentina, éstas no tendría gran relevancia sobre el monto total exportado, pero si tendrían un fuerte impacto para los sectores específicos, pues no han logrado diversificar los mercados comerciales, sino que los han concentrado en solamente uno o dos países.
Los sectores a los que se hace referencia están vinculados principalmente, a la industria automotriz (autopartes y accesorios), fabricación de manufacturas de papel y cartón; y productos alimenticios. Un aspecto a tener en cuenta, es que varios de éstos sectores prácticamente el total de la producción se destina al comercio exterior, con escaso margen para la demanda interna. Por lo tanto, las consecuencias bajo dicho escenario para dichos sectores serían importantes, en términos de empleo e ingreso, en tanto, no se hallen salidas alternativas.
De este modo, un mayor ritmo devaluatorio en Argentina agregaría para estos sectores, a las barreras no arancelarias, problemas de competitividad por la vía de precios. Por su parte, la devaluación podría generar incentivos a la importación de productos argentinos competitivos con la industria nacional, particularmente en rubros relacionados a la alimentación y la industria liviana en general.
El canal de servicios con Argentina sí tiene una mayor relevancia para la economía doméstica y los efectos cambiarios del cepo ya han acusado impactos en la temporada turística en Uruguay. Los recientes anuncios continuarían afectando en este sentido, aunque en general los turistas argentinos ya venían sufriendo las consecuencias de los sobrecargos asumidos por hacerse de dólares en el mercado negro, o el 35% de recargo con sus pagos a cuenta del impuesto a las Ganancias.
Asimismo con la convalidación de la devaluación argentina, no sería esperable que se produjeran nuevos aumentos drásticos de turismo emisivo (uruguayos yendo a la vecina orilla), puesto que las casas de cambio en Uruguay han venido ajustando sistemáticamente sus cotizaciones de forma cercana al dólar BLUE en el último año y no es posible predecir qué pasará con la relación tipo de cambio e inflación en Argentina. De todas formas sería razonable esperar que el mismo se mantenga en niveles elevados.
A pesar de los impactos negativos por la vía de balanza comercial de bienes y servicios que pudieran sucederse, vale la pena subrayar que el Uruguay de hoy tiene más fortalezas para afrontar una devaluación argentina respecto al pasado y salvo que esta situación se torne crítica (por ejemplo a través de un ataque especulativo contra las reservas), no se esperan impactos generalizados sobre la economía uruguayos. Sin perjuicio de esto, es esperable que algunos sectores o empresas altamente dependientes de las compras argentinas muestren problemas.
Por último, a nivel cambiario sería razonable esperar que el tipo de cambio tienda a equilibrarse en niveles algo mayores a los actuales.
Montevideo, 28 de enero, 2014